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TU SILENCIO ES ORO (Parte II) – Cuando dominar la palabra no es suficiente

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“Un silencio vale más que mil palabras»

El Efecto Suspense de las Pausas y su relación con la duración de las mismas. Han de ser ¿Cortas?, ¿Largas?, ¿Muy largas? ¿Cuál he de hacer y cuándo? Uuff, qué difícil de acertar…

Son preguntas ciertamente delicadas. Como para “improvisar” justo en el delicado momento de estar presentando algo, ¿no crees? 

CÓMO APROVECHAR EL PODER DEL SILENCIO EN NUESTRAS PRESENTACIONES 

Además de las razones prácticas mencionadas en el post anterior para usar pausas a la hora de hablar en público, hemos de tener en cuenta algo mucho más fundamental: Y todo tiene que ver con la relación entre el sonido y el silencio. 

Cualquier actor y buen orador está acostumbrado a usar diversas técnicas teatrales encaminadas a generar suspense, intriga y sobre todo dotar de dramatismo a su papel y a su mensaje. Desde pequeño siempre me llamó la atención el poder absoluto que una pausa dramática, que en el momento adecuado podía lograr en una obra de teatro. Estoy hablando de esos momentos de reconocimiento o sorpresa que un actor dramático puede provocar. De hecho, en momentos como estos; el silencio puede tener el poder de un trueno en quienes estamos atendiendo. De hecho, hay momentos en los que el silencio empleado de esta manera puede generar un asombro y un suspense al alcance de muy pocos recursos. 

De hecho la naturaleza misma nos enseña el poder del silencio. Hablamos de «La calma antes de la tormenta». Y cuando los sonidos cotidianos de, por ejemplo, un bosque se callan, se nos pone el pelo de punta porque es entonces cuando nos damos cuenta de que está sucediendo algo fuera de lo normal. 

Pues esa misma es la naturaleza de las Pausas. Cuando hemos de comunicar nuestro mensaje tenemos la misma herramienta a nuestra disposición, para lograr exactamente el mismo efecto. ¿Por qué dejar que la información más importante de tu mensaje se diluya entre todo lo demás al no hacer una pausa? Separarlo mediante un silencio que cree anticipación de antemano y reconocimiento posterior es la solución; o dicho con otras palabras, crear un encuadre de lo importante con tu silencio. 

CUÁL DEBE SER LA DURACIÓN DE MIS PAUSAS EN MIS PRESENTACIONES 

Cualquiera que haya intentado hacer una pausa en su discurso sabe de buena fe lo complicado que resulta mantener durante varios segundos una pausa frente a otras personas. De hecho tenemos “horror al vacío” y es por ello que intentamos llenar ese vacío con palabras y más palabras. El resultado es fatal: Diluimos nuestro mensaje y confundimos a quienes nos escuchan. 

Pausas muy cortas: Indican precipitación e inseguridad 

Pausas muy largas: Transmiten sopor y falta de interés 

Como en muchas otras cosas en la vida, en el término medio está la virtud. ¿Y cuál es la duración de ese término medio? Pues depende. Depende fundamentalmente del mensaje que vayas a comunicar, de tu conexión con tu público y sobre todo, de la seguridad que tengas en ti mismo. Si lo quieres comprobar tú mismo, intenta medir cuántos segundos puedes aguantar y lo comprobarás. 

Yo he empleado pausas cuyas duraciones van desde el escaso 1 segundo (la más común para separar ideas o preparar una conclusión), pasando por los 3-4 segundos (que he acompañado con algún recurso no verbal como un gesto o una postura congelada para remarcar la importancia de lo que iba a decir) hasta lo máximo 5-6 segundos (que parecen toda una eternidad) en el que busco la complicidad o solicito de colaboración de voluntarios entre los asistentes. 

Estas duraciones son las más comunes. Pero si he de ser sincero, he de reconocer que la pausa más impactante que he vivido en mi vida fue la de uno de mis mentores: Joel Roberts. Locutor de la KABC Radio de los Ángeles en Prime Time y creador del Método del Taller del Lenguaje de Impacto 

Este MAESTRO (donde los haya) trabaja como no he visto a nadie aún, el poder del lenguaje. Incisivo, chispeante, dramático y gracioso cuando se necesita. De hecho tiene en su haber más de 5.000 horas en Prime Time (franja de máxima Audiencia) en la KABC Radio (y eso es muchísimo en una industria muy exigente que literalmente “quema” a los locutores). 

En las formaciones que nos facilitó, Joel realizó la que probablemente será la pausa dramática más larga que probablemente haya visto y veré en toda mi vida. Ante un auditorio de más de 800 personas, en un momento concreto necesitó un hacer uso de un recurso dramático muy potente para darle un giro radical a su discurso. Paró de hablar, miró a su auditorio, bajó del escenario muy lentamente y fue mirando lentamente a muchas de las personas a ambos lados de los pasillos. Volvió al escenario y al cabo de 53 SEGUNDOS DE PAUSA, reencaminó su discurso hacia donde lo deseaba llevar. Toda una eternidad. Toda una demostración del manejo del recurso del silencio. 

53 segundos de tensión, de suspense y de “pelos de punta” porque Joel supo muy bien preparar ese momento con anterioridad y llegado el momento, explotar toda la potencia del silencio para darle dramatismo a su mensaje. ¡Impresionante! 

A partir de ese momento entendí una cosa que no he olvidado jamás y que siempre me acompaña al hacer una pausa en mis presentaciones. En ese momento entendí que “Los buenos oradores son excelentes empleando las palabras, pero que los buenos comunicadores son además, maestros en el manejo de los silencios” 

En nuestro Post de la semana próxima trataremos sobre cómo desarrollar una Potente Marca Personal y hacer que brille empleando las técnicas de Networking Moderno en el Post «5 formas en las que el Networking mejora tu Marca Personal» 

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